60x50 cm.
Óleo sobre lienzo
Este cuadro se trata de una interpretación de otro cuadro del arquitecto y pintor Jordi Feliú (1952), de su serie de barcas.
Lo que más me atrae de este cuadro es la presencia de la barca, nítida y saturada, en medio de un paisaje etéreo, difuminado, donde parece que el aire y el agua se funden y abrazan en completa quietud.