71x49 cm.
Óleo sobre lienzo
Los atardeceres no son lugares, son momentos. Su belleza reside en lo
efímero de los colores, las luces, hasta los olores.
Durante el atardecer, los rayos tienen que recorrer un mayor camino
para llegar hasta nosotros. A medida que el sol baja de ángulo y se
acerca al horizonte, empezamos a ver pinceladas rojas, rosadas, naranjas, amarillas...
Este atardecer captado en las Playas de Bolonia por Raul Alcalá, me despertó el deseo de plasmarlo en un lienzo.
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